Por Mauricio Botero Caicedo
En las pocas semanas en que el mandato de un presidente estadounidense termina y ya hay un nuevo mandatario elegido y próximo a posesionarse, fechas que se denominan ‘lame duck’, (pato cojo), los presidentes de EE.UU suelen hacer una que otra barrabasada.
Clinton, por ejemplo, le otorgó perdón a un conocido traficante de armas y de petróleo, Marc Rich. Esta idiotez ensució aún más la estropeada reputación de Clinton y le costó muchos dolores de cabeza.
A Barak Obama la ‘Izquierda criolla’ (y parece ser que el mismo Gobierno colombiano) le ha solicitado que deje en libertad al conocido narcotraficante y secuestrador de las Farc, Ricardo Palmera, más conocido por su alias Simón Trinidad. Parece ser que Obama no va a ser tan bruto de acceder a tan peregrina petición.
Obama, sin embargo, acaba de cometer una inmensa tontería: siguiendo la exigencia del criminal gobierno de Raúl Castro, Obama ha echado reversa al decreto que le permitía a todo cubano que pusiera pie en EE.UU a convertirse en ciudadano. A partir de la fecha, a los que llegan a suelo estadounidense huyendo y exponiendo sus vidas para liberarse de la brutal dictadura comunista, los pueden deportar y entregar a las autoridades cubanas para muy seguramente ser fusilados. Lo que Obama ha hecho, muy seguramente asesorado por aquel fantoche de John Kerry, es una cobardía.
¡Triste un buen presidente como fue Barak Obama termine su mandato con tan mal cierre¡
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