El Sistema General de Participaciones (SGP) ha sido la columna vertebral de la descentralización y de la inversión social para la mayoría de los municipios pequeños del país, y representa cerca del 80 por ciento del total de sus ingresos.
De acuerdo con el Departamento Nacional de Planeación (DNP), el SGP es un modelo en permanente evolución que incorpora en sus criterios de distribución variables de equidad y pobreza, que buscan reducir las brechas sociales en todas las regiones del país.
Los recursos del sistema se distribuyen con criterios objetivos que reconocen las necesidades en los territorios, entre ellos, niños matriculados, afiliados al régimen subsidiado y población pobre.
Los estudios recientes sobre el impacto del SGP evidencian su progresividad, así como su contribución a la reducción de las brechas sociales y la equidad en la distribución.
Convergencia regional
El director del DNP, Luis Fernando Mejía, manifestó que “las transferencias han contribuido a la convergencia regional, al equiparar las posibilidades de inversión entre éstas, garantizando mayores coberturas en los bienes y servicios básicos”.
Este es un resultado clave, para la igualdad de oportunidades, como se evidencia en la fuerte caída del índice de pobreza multidimensional, que mide el acceso a bienes y servicios básicos. Entre 2010 y 2016, la pobreza multidimensional se redujo 12,6 p.p., más de 5,1 millones de personas mejoraron su calidad de vida y salieron de esta situación.
Los recursos del Sistema General de Participaciones han financiado en los municipios el 73% de la educación y el 40% de la salud y en los departamentos el 80% de la educación y el 27% de la salud.
Adicionalmente, los estudios muestran que el SGP es progresivo en todos sus componentes, especialmente en el de propósito general que es de libre inversión.
Más equidad social
Colombia ha logrado un avance importante en la reducción de la inequidad entre personas y regiones en los últimos años. Esto gracias a las políticas sociales puestas en marcha, especialmente en las áreas de salud y educación, a las que el SGP ha concurrido de manera importante.
Desde el primer periodo del presidente Santos ha sido clara la voluntad política de lograr mayor equidad, esto es reducir la desigualdad.
Dos hechos claves lo demuestran: la reforma al régimen de regalías, la cual permitió que todos los municipios del país tengan la posibilidad de invertir en su región.
Además, se ha registrado una reducción importante en el índice de Gini, que pasó de 0,56 en 2010 a 0,51 2016, alcanzando la meta para 2018. Con esto, Colombia fue el segundo país que más ha reducido la desigualdad en América Latina.
Los resultados en materia de salud y educación han sido igual de importantes. El 97 por ciento de la población colombiana cuenta con cobertura en salud, esto es 9 puntos porcentuales más que en el 2010, lo que nos permite asegurar que hoy el país tiene cobertura universal con más de 23 millones de colombianos en el régimen subsidiado.
Más cobertura y calidad en educación
En educación se avanzó en la consolidación de los niveles de cobertura y permanencia para la educación básica y media.
Desde el 2011, el SGP ha contribuido a la gratuidad educativa de grado cero hasta once para que todos los niños y jóvenes tuvieran la posibilidad de estudiar en establecimientos educativos públicos. Gracias a ello las tasas de cobertura bruta en educación básica se han mantenido en niveles superiores al 100% y la tasa de cobertura neta asciende a 86%, al tiempo que la cobertura bruta en educación media se mantiene superior a 75%.
En la zona rural se han logrado aumentos significativos en las coberturas de básica secundaria y media lo que ha permitido reducir la brecha urbano rural en coberturas de educación.
En básica secundaria la cobertura bruta en la zona rural aumentó en 9,8 puntos porcentuales entre el 2010 y 2015, y en media, este aumento fue de 14 puntos porcentuales, alcanzado coberturas de 93% para básica secundaria y 63% para media en el 2015.
En calidad también se han logrado resultados importantes. Colombia fue el sexto país que más rápido mejoró en las pruebas Pisa y fue uno de los únicos tres países que mejoró en las tres áreas evaluadas. Así, entre 2012 y 2016 aumentó 22 puntos en lectura, 14 en matemáticas y 17 en ciencias, lo que permitió escalar cinco puestos en el escalafón global, superar a Brasil, Perú y México y cerrar la brecha frente a Chile y Uruguay.
Por su parte, el puntaje promedio nacional de las Pruebas Saber 11 tuvo un aumento de 7 puntos en 2016, lo que significó pasar de 34% por ciento colegios en oficiales ubicados en las categorías más altas de dichas pruebas, al 41% por ciento, resultado presentado entre 2014 y 2016.