Los trágicos casos ocurridos en el noroccidente de Bogotá, más específicamente en la localidad 11, han dejado nuevas tragedias, víctimas y huérfanos.
La más reciente, como si estuviéramos pasando una página de un libro, es la de María Linibeth Pomares Pacheco, una mujer trabajadora, enfermera del hospital de San Carlos y auxiliar de enfermería de la Reina Sofía de Colsanitas.
Es la última víctima registrada en medicina legal. Según las primeras investigaciones el homicida sería su compañero, de quien se encontraba separada desde hacía un tiempo. La mujer fue hallada con signos de violencia y tortura y amarrada en su propio cuarto, del noroccidente de Bogotá.
El homicidio fue reportado por el dueño de la vivienda en la mañana de este miércoles en Aures II de Suba.
Una indignación y otra protesta. Pero la muerte sigue rondando a las mujeres y en este caso, como en muchos, tenemos que denunciar y pedir que sea capturado por las autoridades el autor de este nuevo asesinato en la capital para que haya condena y responsable.
Otro crimen que alarma a la comunidad de Suba Rincón fue el ocurrido en el barrio Rubí. Una mujer que todavía infortunadamente no ha sido identificada según lo hemos podido establecer a través de nuestra unidad de apoyo que ha estado pendiente en las instalaciones del instituto de Medicina Legal.
Lo único que se ha podido saber es que fue víctima de disparos en la vía pública por un hombre que se movilizaba en una moto. La cifra entregada por Medicina Legal cada semana tiene una nueva estadística. En estos primeros seis meses 36 mujeres han sido asesinadas en Bogotá.
Lo que duele, lo que preocupa, a pesar de la disminución de casos que se ha podido establecer con relación al año anterior, es que siguen asesinando mujeres, y lo más grave es que no ha detenidos, no hay investigaciones, no hay procesos. Sigue la impunidad reinando en estos casos.
Para Medicina Legal, en la actualidad, existen más de dos mil mujeres en la capital amenazadas y no tienen ningún tipo de protección ni amparo por parte de las entidades encargadas de acompañar estos casos, bien porque la afectada denuncia y nunca regresa y otras caen en la telaraña de la tramitología que la envuelve y por último queda sola y no le queda otro camino sino desistir de acudir en busca de la justicia.