“No existe relación laboral entre conductores y Uber” Tribunal Superior de Justicia de Brasil
A nivel mundial, existen más de 70 resoluciones que confirman que los socios conductores registrados en la app son contratistas independientes.
Tras el juicio del caso de un socio conductor registrado en la app de Uber en Brasil, quien al ser desactivado presentó una demanda pidiendo ser indemnizado y la reactivación de su cuenta en la aplicación, el Tribunal Supremo de Justicia de dicho país dictaminó en sentencia en firme que la relación entre los socios conductores y la app de Uber es de naturaleza civil.
Según esta trascendental decisión, los socios conductores registrados en la aplicación de Uber son microempresarios individuales sin vínculos laborales, que utilizan la plataforma para su actividad económica, lo que refuerza la resolución del Tribunal Laboral que en más de 250 casos en ese País, ha declarado que no existe una relación laboral entre los socios conductores y la aplicación de Uber.
Con este fallo, Brasil se suma a otras jurisdicciones que reconocen la condición de la app de Uber como intermediaria entre usuarios que tienen una necesidad de movilidad y socios conductores que ven una oportunidad de autoempleo y emprendimiento por medio de la tecnología.
Este modelo le permite tanto a socios conductores como a socios repartidores prestar servicios de forma independiente y decidir cómo administrar y controlar su actividad, su tiempo, sus ganancias y sus recursos.
De hecho, en la actualidad, y frente al modelo de negocio desde la perspectiva del relacionamiento con los socios conductores registrados en la app de Uber se han emitido más de 70 resoluciones en Asia-Pacífico, Europa, Medio Oriente y África que confirman que la relación de las aplicaciones de movilidad con los socios conductores registrados en ellas, es una relación independiente cuya naturaleza legal pertenece al orden civil.
Colombia, entretanto, y sumado a la ausencia de una necesaria reglamentación para servicios como el de movilidad privada, no ha estado exenta de este interesante debate. El reto, connatural a la necesidad de equilibrar velocidades entre tecnología y regulación, es entender las particularidades de estos nuevos modelos, su diversidad, y caracterizar a las miles de personas que utilizan las aplicaciones para generar ganancias adicionales y mejorar su calidad de vida.
Este ejercicio, como punto de partida para cualquier decisión de política pública, resulta fundamental para avanzar en esquemas de protección sin sacrificar la sostenibilidad de estos emprendimientos, hoy vitales para la competitividad y el desarrollo del país.