–La capital chilena capital vivió otra jornada de violencia, sobre todo en barriadas acaudaladas como Providencia y Las Condes, en medio del estallido social que hoy suma 21 días, contra el modelo neoliberal del gobierno.
El miércoles fue especialmente violento, con desmanes captados por las cámaras de noticieros y redes sociales en los cuales llamó la atención la impunidad con la que encapuchados saqueaban farmacias, supermercados, pequeños negocios y destruían el mobiliario público, y la significativa ausencia de fuerzas policiales.
Entre esos hechos, decenas de encapuchados asaltaron la sede del derechista Partido Unión Democrática Independiente (UDI) donde destruyeron las rejas perimetrales así como mobiliario y equipamiento de oficina.
Según algunos medios también intentaron asaltar sin éxito la sede del también derechista partido Renovación Nacional aunque sin lograrlo.
A juicio de muchos resulta llamativa la débil actuación del cuerpo de Carabineros frente a los hechos vandálicos, mientras que enfrenta con desproporcionada violencia a las manifestaciones pacíficas que reclaman cambios profundos para solucionar las profundas desigualdades que padece la sociedad chilena.
Tal contraste se apreció en la forma en que fueron reprimidos cientos de manifestantes que se habían congregado cerca del Costanera Center, el mayor centro comercial de la capital, donde las fuerzas de Carabineros emplearon carros lanza agua y bombas de gases lacrimógenos y gas pimienta contra los allí reunidos.
Desde la mañana el gigantesco edificio fue cerrado al público y prácticamente blindado con planchas de zinc, luego que se anunciara por redes sociales la convocatoria a la movilización.
Según reportes de prensa, desde el Hospital Félix Bulnes, ubicado frente al Costanera Center, los efectos de los gases lanzados por Carabineros se sintieron en las inmediaciones de la instalación, pero sin que afectaran a los pacientes.
Ese centro activó el código de emergencia para atender a personas heridas, que llegaron hasta allí afectadas por los gases y algunas con heridas de perdigones.
Al caer la noche las avenidas Providencia, Nueva Providencia y Apoquindo, entre otras, estaban totalmente desiertas con la única presencia de fuerzas policiales y exhibiendo los destrozos y los restos de barricadas que fueron montadas e incendiadas en varios puntos.
Como es ya habitual también desde temprano comenzaron a congregarse de forma pacífica miles de personas en la plaza Baquedano, centro neurálgico de las protestas, pero rápidamente comenzaron a ser reprimidas y desalojadas por las fuerzas policiales.
Las protestas contra el gobierno de Sebastián Piñera comenzaron el miércoles bien temprano, cuando a partir de las 07:00 hora local, gremios de camioneros y taxistas interrumpieron el tránsito en varias autopistas a lo largo de toda la mañana para exigir la reducción de los altísimos precios de los peajes, entre otras reivindicaciones.
Por su parte, el presidente Sebastián Piñera presentó un proyecto encaminado a apaciguar el malestar social, para aumentar a 350 mil pesos (cerca de 500 dólares) el ingreso mínimo, que fue considerado por organizaciones sindicales insuficiente para cubrir las necesidades mínimas de los chilenos más pobres. (Información y foto Prensa Latina).