–Un examen radiológico del tórax permitiría hacer el seguimiento ambulatorio y descartar a tiempo posibles secuelas de la infección del Covid-19 en pacientes que llegan a servicios de urgencias y sobre quienes existe la sospecha de una infección severa.
Según la internista July Torres, neumóloga del Hospital Universitario Nacional de Colombia (HUN), de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), se cree que la ruta del nuevo coronavirus para infectar las células es por el receptor de una enzima, que le permite entrar al epitelio alveolar de los pulmones, donde se desencadena una inflamación.
“La inflamación no solo compromete el pulmón sino el endotelio, que está presente en todo el cuerpo, afectando otros órganos como el corazón, la unión neuromuscular y la placa neural, entre otros implicados en el deterioro de los pacientes”, explica la médica Torres.
En esa búsqueda por indicios para predecir de forma precisa cuáles pacientes empeorarían, se tomaron síntomas, imágenes y pruebas en sangre, como el dímero D, que marca inflamación, daño endotelial y riesgo de trombosis.
En la charla “COVID-19 grave en paciente no crítico. La visión del Internista”, la especialista explicó que el papel de las imágenes ha variado, no solo por los hallazgos, sino por la disponibilidad, ya que no es igual estar en un hospital con equipos especializados que en un centro médico básico.
Además, dijo que el uso de imágenes pudo empezar como apoyo diagnóstico por las limitaciones de pruebas de biología molecular, que llegaban a tardarse hasta 14 días y que “cuando la PCR se hace más rápido se convierte en una herramienta de apoyo, por ejemplo, para saber si el pronóstico es inflamatorio o trombótico, esto apoyado en otros especialistas y pruebas”.
Entonces, la radiografía se volvió útil para el pronóstico de pacientes que habían salido de la fase crítica y su seguimiento, que es lo que se evalúa actualmente.
Una hipótesis es que los trastornos pulmonares se presenten a largo plazo generando la aparición de signos clínicos que pueden ser tardíos, por lo que la imagenología ayudaría a una detección temprana.
Radiografía de tórax común
Para este tipo de examen, una técnica sencilla que permite identificar los casos más severos, los equipos están más fácilmente disponibles en los hospitales.
El médico Torres advierte que su sensibilidad es del 69 %, por lo que puede ser de difícil interpretación por los radiólogos menos expertos, y en casos iniciales de la enfermedad parecerá normal, como un paciente sin la infección.
“En casos severos se pueden ver parches de vidrio esmerilado, es decir manchas que parecen nubes en la radiografía y un compromiso multilobar, o infección en varios lóbulos del pulmón, característica que se describía en todos los casos y era casi es seguro que fuera COVID-19 si había compromiso bilateral de las bases”, detalla la neumóloga Torres. Sin embargo, advierte que se necesitan otras pruebas confirmatorias para descartar otra infección viral o bacteriana.
La especialista enunció un estudio en adultos jóvenes, en los que la radiografía básica podría determinar el pronóstico de los pacientes siempre que hubiera un compromiso de dos zonas del pulmón, con lo que se predecía la necesidad de hospitalización, y con tres zonas o más, aumentaba el riesgo de intubación orotraqueal, casos en los que la radiografía servía como marcador.
Por último, la médica recalca que la radiografía es una herramienta útil en pacientes en quienes se sospecha infección severa y puede obviarse en casos leves, a menos que se consideren diagnósticos alternativos. Además, que la radiografía no sirve para guiar el tratamiento de la infección por el nuevo coronavirus, porque hasta ahora no es un criterio para tomar esa decisión. (Información y foto Agencia de Noticias U.N.).