ONU propone “un impuesto de solidaridad” para los que se han beneficiado de la pandemia del Covid-19
–El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, afirmó que en el último año se ha producido un aumento de cinco billones de dólares en el patrimonio de los más ricos del mundo y urgió un “cambio de paradigma” que permita alinear al sector privado con las metas globales para hacer frente a los retos futuros, incluidos los provocados por el COVID-19.
Guterres instó a los gobiernos a que “consideren la posibilidad de aplicar un impuesto de solidaridad o sobre la riqueza a quienes se han beneficiado durante la pandemia, para reducir las desigualdades extremas”.
También destacó la necesidad de una distribución equitativa de las vacunas que hasta ahora está siendo sumamente desigual.
Al intervenir en el Foro del Consejo Económico y Social sobre la Financiación para el Desarrollo, el jefe de la ONU recordó el sombrío panorama vivido el año pasado donde más de tres millones de personas murieron por el coronavirus, alrededor de 120 millones cayeron en la pobreza extrema y se perdieron un número de empleos a tiempo completo equivalente a 255 millones de trabajos provocando la peor recesión de los últimos 90 años.
António Guterres recordó que debido a la evolución de la enfermedad se adivina un futuro lejano a la crisis, por lo que es necesario “prestar atención a las lecciones del presente” para “invertir estas peligrosas tendencias, prevenir sucesivas oleadas de infecciones, evitar una larga recesión mundial y retomar el camino para cumplir la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre el cambio climático.”
El titular de la ONU señaló que la recuperación de la pandemia y el impulso necesario para una respuesta global equitativa al momento que vivimos están poniendo a prueba el multilateralismo, una asignatura que hasta el momento Guterres considera fracasada.
Como prueba de ello se remitió a ejemplos como que sólo diez países de todo el mundo son responsables de alrededor del 75% de las vacunaciones mundiales, mientras que muchos países todavía no han empezado a vacunar a sus trabajadores sanitarios y a sus ciudadanos más vulnerables.
“El déficit mundial de vacunas amenaza la salud y el bienestar de todos. El virus es peligroso en todas partes si se propaga sin control en cualquier lugar. (…) Algunas estimaciones sitúan el coste mundial de la desigualdad de acceso y el acaparamiento de vacunas en más de nueve billones de dólares, destacó.
Guterres subrayó la necesidad de lograr la “unidad y solidaridad” para salvar vidas y evitar deudas y disfunciones catastróficas.
A continuación, llamó a la acción en seis áreas prioritarias empezando por cerrar la brecha de financiación del mecanismo COVAX, que cuenta con el apoyo de la ONU, y busca inyectar dos mil millones de dosis de la vacuna contra el coronavirus a una cuarta parte de la población de los países más pobres para finales de 2021.
“Para acabar de una vez por todas con la pandemia necesitamos un acceso equitativo a las vacunas para todos, en todas partes”, dijo.
El Secretario General también pidió que la ayuda al desarrollo se destine principalmente a los países donde más se necesita y propuso la creación de un nuevo impuesto.
“Los últimos informes indican que en el último año se ha producido un aumento de cinco billones de dólares en el patrimonio de los más ricos del mundo. Insto a los gobiernos a que consideren la posibilidad de aplicar un impuesto de solidaridad o sobre la riqueza a quienes se han beneficiado durante la pandemia, para reducir las desigualdades extremas”.
Con relación a la crisis que provoca el endeudamiento propuso su suspensión y aligeramiento, así como la concesión de liquidez a los países que la necesiten.
“Pero tenemos que ir más allá de su aligeramiento”, continuó, instando a reforzar “la arquitectura de la deuda internacional para acabar con los letales ciclos de oleadas de deuda, de crisis de deuda global y de décadas perdidas”.
Otra de las acciones prioritarias que propuso fue invertir en un nuevo contrato social, basado en la solidaridad y las inversiones en educación, los empleos decentes y ecológicos, la protección social y los sistemas de salud que formarían “la base del desarrollo sostenible e inclusivo”.
“Este Foro debe proporcionar ambición e impulso, para financiar un futuro resistente, inclusivo, equitativo y sostenible para todos”, concluyó el Secretario General.
Por su parte, el presidente de la Asamblea General, Volkan Bozk?r, indicó que la pandemia de COVID-19 ha “provocado la mayor contracción económica en 90 años, arrasando vidas y medios de vida”.
A pesar de que las vacunas ofrecen una luz al final del túnel, dijo que “nos esperan años de impacto socioeconómico”.
Sin embargo, el presidente de la Asamblea dijo que el Foro presenta una oportunidad “para sentar las bases de una recuperación adecuada”.
“Aprovechemos la oportunidad de esta crisis para virar hacia una senda más sostenible y resistente, , para demostrar la fuerza y la utilidad del sistema multilateral y para construir un mundo que transmitamos con orgullo a las generaciones futuras”, añadió.