Una revisión de datos recientemente llevada a cabo por el Comité Asesor sobre Prácticas de Vacunación, perteneciente a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, muestra que más de 30.000 mujeres embarazadas recibieron sin peligro la vacuna contra la COVID-19.
El estudio preliminar sobre la seguridad se realizó entre diciembre de 2020 y enero de 2021 y comparó a mujeres encinta y no embarazadas que recibieron las vacunas de Pfizer o de Moderna contra la COVID-19.
El Comité Asesor descubrió que, al día siguiente de la vacuna, la reacción local fue similar en ambos grupos del estudio. En casi todos los casos, no hubo diferencias significativas en la reacción presentada, como dolor localizado, enrojecimiento, cansancio, dolor de cabeza o fiebre.
A fin de controlar los efectos adversos a largo plazo, las mujeres embarazadas que participan en el programa V-Safe, que controla la seguridad después de la vacuna y pertenece a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, reciben seguimiento en estas tres ocasiones:
Una vez por trimestre.
Después del parto.
Al tercer mes de vida del bebé.
«Ahora, tenemos algunos datos que muestran que no hubo ningún aumento en el riesgo ni resultado malo para el embarazo. Los bebés de estas madres están tan sanos como los de aquellas que no se vacunaron», dice la Dra. Melanie Swift, codirectora del Grupo de trabajo para la asignación y distribución de vacunas contra la COVID-19 en Mayo Clinic.
En el programa para control V-Safe, se inscribieron aproximadamente 2000 pacientes encinta y casi 300 de ellas ya completaron sus embarazos. Los resultados obtenidos en los embarazos, como abortos espontáneos, mortinatos, complicaciones con la gestación y el estado de los recién nacidos, fueron iguales entre las participantes y las tasas generales de las mujeres embarazadas que no recibieron la vacuna contra la COVID-19.
«Las mujeres embarazadas corren más riego de tener un mal resultado cuando contraen la COVID-19. Aunque estén sanas, el embarazo mismo las hace más susceptibles a algunas complicaciones de la enfermedad del coronavirus. Por ello, las embarazadas tienen más propensión a enfermar gravemente con la COVID-19 y más probabilidad de necesitar hospitalización. Además, cualquier enfermedad grave que se presenta durante el período de gestación hace peligrar más el resultado del embarazo. Esa es la razón por la que, pese a la falta de ensayos controlados en mujeres embarazadas, los expertos que las atienden recomiendan vacunarlas, pues realmente desean protegerlas contra las consecuencias graves que la COVID-19 podría tener sobre ellas», añade la Dra. Swift.
Los investigadores ahora están determinando si las mujeres embarazadas que ya se vacunaron contra la COVID-19 transmiten la inmunidad a los bebés que aún llevan en el vientre.
«Algunos indicios de estudios pequeños muestran que los anticuerpos se transmiten al bebé, a través de la placenta. Pfizer actualmente inscribe a alrededor de 4.000 mujeres en un gran estudio sobre la inmunidad que los bebés adquieren mientras aún son demasiado pequeños para recibir vacunas. ¿Les aporta la vacuna materna el beneficio suficiente para protegerlos contra la COVID-19 durante la infancia? Esta pregunta todavía no tiene respuesta, pero los primeros resultados son prometedores», explica la Dra. Swift.
La Dra. Swift recomienda a las mujeres embarazadas hablar con sus ginecobstetras u otro proveedor de atención médica a fin de sopesar los pros y los contras de la vacunación contra la COVID-19. Mayo Clinic continúa siguiendo las pautas del Colegio Americano de Ginecobstetras y de la Sociedad de Medicina Materno Fetal para la atención de las pacientes embarazadas.