Este lunes se cumple el primer aniversario de la Presidencia de Gustavo Petro en Colombia, un año que ha estado marcado por símbolos y desafíos. Mientras el mandatario se ha aferrado a la búsqueda de la paz total en el país, sus reformas de cambio han quedado estancadas y su Gobierno ha enfrentado el escándalo de la supuesta financiación ilegal de su campaña.
Desde el inicio de su mandato, Petro ha destacado por sus simbólicas acciones. Desde sacar la espada de Bolívar como primera orden presidencial hasta dar espacio en eventos oficiales a la Guardia Indígena, el presidente ha buscado poner en valor a las poblaciones invisibilizadas y marginadas. Sin embargo, sus discursos cargados de emotividad y denuncias de las heridas y cicatrices del país no han sido aterrizados en políticas concretas.
A pesar de mostrar voluntad de cambio y obstinarse en aprobar reformas a la salud, las pensiones y el mercado de trabajo, Petro ha enfrentado dificultades para concretar el mandato de la gente y lograr ese anhelado cambio. Las principales reformas siguen pendientes de aprobación en un Congreso donde las mayorías han cambiado y el escándalo de su hijo, quien fue imputado por lavado de activos y enriquecimiento ilícito, podría restarle más apoyos.
El caso de Nicolás Petro ha sido un duro golpe para el presidente, quien hizo carrera denunciando a las élites políticas tradicionales y sus vínculos con el narcotráfico y el paramilitarismo. A pesar de las imputaciones, Gustavo Petro se mantiene firme y reafirma su compromiso en la lucha contra la corrupción y por una Colombia mejor.
En cuanto a su gabinete, Petro inició su mandato con la idea de un acuerdo nacional y con ministros de diferentes corrientes políticas. Sin embargo, ha habido cambios y desunión en su equipo, lo que ha afectado la implementación de algunas reformas sociales.
En el ámbito de la paz, Petro ha logrado avances notables. Durante su primer año, se pactó el mayor cese al fuego bilateral con la guerrilla del ELN, y se espera que las negociaciones avancen para alcanzar un acuerdo de paz antes de que termine su mandato en 2026. Sin embargo, la paz en Colombia sigue siendo un terreno complejo, con grupos armados y bandas criminales que siguen afectando a comunidades y líderes sociales.
El primer año de Gustavo Petro ha sido un periodo de contrastes y desafíos, donde los símbolos han convivido con la necesidad de concretar políticas transformadoras y enfrentar escándalos. El presidente continuará su labor en busca de la paz total y la transformación social, pero enfrentará la dificultad de mantener apoyos en un Congreso cambiante y desafiante.