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Guerra en Medio Oriente: La red de túneles de Hamás, el mayor reto que enfrentarán las fuerzas israelíes si lanzan incursión terrestre en Gaza

–(Foto AP). Una red de túneles construida por el grupo terrorista Hamás presenta un desafío sin parangón que hará más compleja la ya difícil guerra urbana si se produce una incursión terrestre israelí de Gaza.

Conocidos como el «Metro de Gaza», los túneles construidos por el grupo Hamás, será uno de los mayores retos para el ejército israelí si decide lanzar una incursión terrestre en la Franja de Gaza.

Hamás, clasificada como organización terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea y otros países, posee probablemente la mayor red de túneles del mundo, solo superada por las instalaciones subterráneas de Corea del Norte.


«La escala del desafío en Gaza, donde cientos de kilómetros de túneles se entrecruzan bajo tierra en el enclave, es totalmente única», escribió en un artículo esta semana John Spencer, catedrático de estudios de guerra urbana en el Modern War Institute, que forma parte de la Academia Militar de Estados Unidos West Point. «Este extenso complejo subterráneo es el problema perverso, para el que no existe una solución perfecta, que aguarda a las fuerzas terrestres israelíes».

Se calcula que la red de unos 1.300 túneles tiene una longitud total de unos 500 kilómetros y algunos alcanzan los 70 metros de profundidad. Los informes sugieren que la mayoría de los túneles tienen solo dos metros de alto y dos metros de ancho.

Según los expertos, es probable que allí se encuentren los cerca de 200 rehenes que Hamás tomó tras los ataques terroristas del 7 de octubre en Israel. En los túneles también hay presuntamente depósitos de armas, alimentos, agua, generadores, combustible y otros equipos. Los investigadores que han estudiado los túneles creen que lo más probable es que los dirigentes de Hamás también estén en estos pasajes subterráneos.

En un principio, los túneles de esta zona se utilizaban para el contrabando de mercancías entre Gaza y Egipto y, posteriormente, entre Gaza e Israel. Con el tiempo, debido al aumento de la vigilancia aérea israelí con drones y otros equipos de espionaje electrónico en Gaza, Hamás empezó a invertir mano de obra y dinero en ampliar la red de túneles.

Pero no fue sino hasta una operación militar en Gaza en 2014 que el ejército israelí descubrió la verdadera extensión de los túneles de Hamás. Después de eso, el gobierno de Israel comenzó a desarrollar una barrera a lo largo de la frontera de Gaza que se extendió bajo tierra para impedir que a través de los túneles se pudiera acceder al lado israelí.

No es fácil localizar los túneles, que pueden estar bajo edificios de todo tipo. Aun así, hay varias formas de hacerlo, como el uso de radares y otras técnicas de detección que miden patrones térmicos, magnéticos y acústicos.

Sin embargo, la mayoría de las veces, los pasadizos subterráneos tienden a ser encontrados por el trabajo de detectives humanos, como informó el grupo de expertos Rand en un informe de investigación de 2017 sobre el tema. Es decir, por soldados de patrulla, o cuando, por ejemplo, la señal telefónica de un operativo de Hamás rastreado desaparece repentinamente al entrar en un lugar bajo tierra.

En el pasado se han utilizado gases lacrimógenos o agentes químicos para despejar túneles, según explica en su libro «Underground Warfare» una de las mayores expertas mundiales en este campo, Daphne Richemond-Barak.

Pero éstas «probablemente se considerarían ilegales hoy en día», escribe.

También es posible bombardear túneles, e Israel dispone de lo que se conoce como bombas «bunker buster» que pueden penetrar a gran profundidad bajo tierra. Sin embargo, con apenas unos 40 kilómetros de largo por entre 6 y 14 kilómetros de ancho, y con una población de 2,2 millones de personas bloqueada allí por Israel desde 2007, la Franja de Gaza es una de las zonas más densamente pobladas del mundo. Por lo tanto, aunque el ejército israelí supiera dónde están los túneles, la situación sobre el terreno haría que ese tipo de bombardeo fuera extremadamente difícil, si no imposible.

Además, no es nada fácil luchar en los túneles. Bajo tierra es más oscuro y hace mucho más frío, los sonidos, como los de los disparos de armas, se amplifican, y el uso de armas también levanta polvo. Además, los túneles pueden ser fácilmente trampas explosivas. De hecho, en el pasado, a los soldados israelíes no se les permitía entrar en los túneles hasta que habían sido asegurados por equipos de especialistas.

John Spencer, de West Point, uno de los fundadores del Grupo Internacional de Trabajo sobre Guerra Subterránea, señaló que nunca había visto a ninguna otra fuerza militar realizar tanto trabajo preparatorio sobre la guerra de túneles como el ejército israelí.

Sin embargo, Richemond-Barak, otra fundadora del Grupo Internacional de Trabajo sobre Guerra Subterránea, ha expresado su preocupación. «Israel necesitaría emprender una prolongada y extensa operación aérea y terrestre para degradar esta infraestructura subterránea», escribió en un artículo para el diario británico Financial Times este mes.

El ejército israelí podría derrumbar, inundar o destruir de otro modo los túneles y sellarlos, pero esto sería muy difícil, especialmente mientras se está bajo fuego en el entorno urbano, y podría llevar meses. «Incluso en un escenario así, que tendría un coste humano impensable, es improbable que se destruyera la totalidad de la red de túneles de Gaza», señaló la experta en guerra subterránea. (Informe DW).