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Presidente de la Corte cuestiona duramente propuesta de Constituyente: No hemos sido capaces de desarrollar la Constitución de 1991 y queremos cambiarla porque sí

–Como el peor mensaje que puede darse al pueblo, que todavía reclama la satisfacción de “los mínimos”, calificó el presidente de la Corte Constitucional, José Fernando Reyes Cuartas, la propuesta del presidente Gustavo Petro de una constituyente para cambiar la Constitución.

El pronunciamiento lo hizo este jueves en el acto de conmemoración del aniversario 33 de la promulgación de la Carta Política aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente el 4 de julio de 1991.

¿Cómo seguir hablando de nuevos proyectos constitucionales si es que no hemos sido capaces de desarrollar y hacer cumplir el pacto que nos forjamos en 1991?, preguntó Reyes Cuartas y puntualizó:

“La Constitución no puede ser una masa deforme, gelatinosa y banal, cambiable a placer, sino al revés, un texto rígido con muy relativas flexibilidades, que precisa de muy meticulosos y exigentes requisitos de variación y cambio”.

En su concepto, la banalización de la Constitución y lo que es aún peor, el querer cambiarla porque sí, es el peor mensaje que puede darse a un pueblo cuyas manos y cuyos espíritus todavía reclaman la satisfacción de «los mínimos»”.

El constitucionalista advirtió que “no hablamos de la abundancia de los derechos, hablamos apenas de aquello que es esencial para una vida digna. Y todo eso está inscrito en el espíritu de 1991” y defendió la gestión de la Corte destacando que “ha sido capaz de encontrar los derechos que apenas intuíamos; ha podido dar ordenes generales y estructurales para enderezar caminos equivocados o aun sin emprender en las políticas públicas; encontró que era imprescindible e inaplazable una justicia transicional para darle ropaje jurídico a la justicia del perdón, de las lagrimas y de la reconciliación y sobre todo a la responsable de darle vida real a la esperada verdad”.

El presidente de la Corte advirtió que a 33 años de existencia de la Constitución de 1991, “podemos decir que nuestra sociedad ha avanzado sobre todo como he dicho en el afianzamiento de la idea de la garantía de los derechos, esto es, en la posibilidad de demandar su cumplimiento, y en el entendimiento por todos y todas, inclusive de las personas menos ilustradas, de que los derechos no son concesiones graciosas, y que la razón de ser de todo poder público no es otra que la garantizar a cada persona el cumplimiento pleno de los derechos que la sociedad se prometió por medio de una constitución”.

“Por eso en la hora de ahora –puntualizó–cuando hablamos de nuevos proyectos constitucionales, cuando los fantasmas de la violencia y de la guerra siguen tan campantes, cuando el tronar de las armas y el afianzamiento del crimen, parece enseñorearse sobre nuestro territorio, la discusión no puede ser otra distinta de la defensa a ultranza de la Constitución de 1991, a través de todos los medios que ella prevé para garantizar la existencia de una convivencia pacífica y armónica, entre todas y todos los ciudadanos y ciudadanas”.

Dijo igualmente que “hoy, cuando nacen en muchas partes diversas formas de autoritarismo, la Constitución es el primer objeto de conquista, porque ya las revoluciones no son tanto las armadas como aquellas que se toman por asalto a la Carta y arrebatan la Constitución a la democracia y a sus pueblos. Son variadas las formas de autoritarismo encubierto o lo que es lo mismo el llamado constitucionalismo abusivo o autoritario, que arrasa con la democracia con la fuerza de la supremacía constitucional de la que se vale para incumplirla y banalizarla”.

Reyes Cuartas sostuvo que el país tiene una constitución viva y joven, que prevé los mecanismos de solución de sus conflictos, pero a veces nos falta voluntad y nos falta decisión, pero subrayó “nos falta la fuerza interna que mueva el sentimiento de unirnos como un pais cuyos paisajes merecen mejores sonidos que los de la metralla; que el cantar de los pájaros y el verde las montañas no se tiñan de rojo y se pueblen de soledade”.

Advirtió que “la Constitución es ciertamente un gran texto, pero al final casi de nada sirve si quienes tenemos por misión, hacerla viva, real, protagonista de nuestra historia, solo vemos pasar los días sin que las cosas cambien, mejoren, se definan”.

Dijo además que ciertamente, cada momento político trae nuevos retos a los pueblos; también cada momento de la humanidad plantea desafíos nuevos al constitucionalismo.

Así mismo sostuvo que “nuestra Constitución es joven y potente y es capaz de vivir de la mano de las discusiones que hoy florecen, que van desde las preocupaciones, por el cambio y la emergencia climáticos, los derechos derivados de la sociedad cibernética, la revolución tecnológica, y lo que significa la inteligencia artificial para la vida de los derechos. Todo esto tendrá que ser legible desde la Constitución y, claro, también los problemas derivados de las pandemias, de las migraciones y el renacer de las guerras. Los viejos problemas que siempre son los nuevos problemas. Y ello todo tendrá que ser hallado en la Constitución y leído por sus intérpretes”.