Nacional

Investigación de la Universidad Nacional revela los tipos de maltrato que sufren los estudiantes de medicina en Colombia

–(Foto Agencia UNAL). Insultos, humillaciones, insinuaciones sexuales y turnos de más de 24 horas continuas son algunas condiciones que afrontan cotidianamente 23 internos y residentes de Medicina de diferentes regiones del país, quienes relataron la dramática situación para un estudio adelantado por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

“Ni siquiera les importa si te están enseñando o no… estás solo porque cada doctor tiene que pasar, no sé, 4 o 5 revistas, entonces claramente su prioridad no es enseñarte a ti nada”, confesó uno de los residentes que participó en el estudio, manifestando precisamente una de las quejas más recurrentes: la falta de una educación adecuada de sus superiores o de los profesionales en enfermería, ya que aseguran que muchas veces reciben un trato irrespetuoso por parte de estos.

Casos como este preocuparon a la profesora Gloria Lucía Arango Bayer, enfermera, administradora en salud y bioeticista de la Facultad de Enfermería de la UNAL, quien adelantó este estudio junto con la doctora Angélica Villalba Matamoros, trabajadora en la Unidad de Quemados de un hospital de Bogotá.

“En los escenarios hospitalarios es común observar estas conductas catalogadas como falta de respeto, asociadas con lo que se conoce como ‘cultura empinada’, en la que los médicos son reconocidos dentro de determinada organización como el personal de más alto valor”, comenta la profesora Arango.

Para el estudio se analizaron los casos de 23 internos y residentes (11 hombres y 12 mujeres) de Bogotá, Cesar, Huila, Nariño y Tolima, abarcando especialidades como Cirugía, Medicina Interna, Infectología, Cuidado Crítico, Medicina del Deporte y Pediatría, distribuidos en distintos niveles de formación, desde el internado hasta el cuarto año de residencia.

“Nosotros estudiamos los comportamientos disruptivos en el ámbito hospitalario según lo que nos manifestaban internos y residentes de Medicina a través de entrevistas. El ‘comportamiento disruptivo’ alude a la falta de respeto por parte de otros, o a cualquier interacción interpersonal que impida la entrega de cuidado al paciente”, explica la profesora.

En el estudio se abordan problemas relacionados con el abuso de poder, la desconsideración, o con invalidar una conducta de riesgo. Así mismo, se exponen tres “banderas rojas” o alertas; la primera de ellas es la humillación y los comportamientos sexuales inapropiados y sistemáticos con consecuencia físicas y mentales.

El trato humillante se determinó como la principal expresión de maltrato psicológico y emocional hacia los internos y residentes. La profesora comenta que los especialistas ingresan en un ciclo de maltrato que se replica incluso en los niveles inferiores de la jerarquía de un hospital. “Tú no sabes nada, eres un estorbo, inútil”, son solo algunas de las frases que los internos y residentes dicen escuchar de manera rutinaria.

Uno de los internos narró: “son comentarios muy directos, como: usted no sabe nada, ¿usted qué está haciendo aquí?, vaya y estudie mejor, no puedo creer que usted llegó hasta acá, ¿de dónde se graduó?”.

Incluso varios entrevistados admitieron en esta investigación su miedo a ser humillados, y cómo ese sentimiento los lleva a no hacer preguntas cruciales o a cometer errores por temor a las represalias, lo que también representaría un riesgo directo para la seguridad de los pacientes.

La segunda bandera roja identificada fue la normalización de comportamientos sexuales inapropiados, como el de un especialista que orinaba con la puerta abierta frente a una interna, o cirujanos que hacían comentarios sexuales explícitos durante procedimientos quirúrgicos.

La profesora Arango refiere que “la respuesta institucional a estas denuncias ha sido, en el mejor de los casos, inadecuada, y en el peor, punitiva hacia internos y residentes porque no se castiga a quien faltó al respeto, sino a quien hizo la denuncia”.

La tercera bandera roja que expone el estudio son precisamente los “comportamientos disruptivos sistemáticos”, que perpetúan problemáticas como las precarias condiciones de trabajo, encargadas de crear un ambiente insalubre.

Las condiciones de trabajo descritas por los entrevistados desconocerían las normas nacionales. Aunque el Ministerio de Salud y Protección Social (Minsalud) emitió la Circular Externa No. 12 de 2024 recordando que los residentes no pueden trabajar más de 12 horas por turno, algunos manifestaron que duplican y hasta triplican ese tiempo.

Un residente de tercer año contó: “yo ya he estado en varias ocasiones haciendo 36 horas sin ninguna justificación, o reportan a las universidades que nuestros horarios son de 6 de la mañana a 6 de la tarde, cuando realmente estoy llegando a las 3 de la mañana y a veces yéndome hasta las 6 de la tarde del otro día”.

Un interno de segundo semestre dio un testimonio similar: “cuando a algún doctor en particular no le hubiera parecido algo, nos hacían reponer turnos adicionales; seguir el turno derecho hasta casi llegar a las 24 o 36 horas seguidas”.

Además los estudiantes están indignados porque sienten que están pagando por una educación que no reciben. Según manifiestan, realizan tareas que les corresponden a sus superiores sin recibir la enseñanza requerida para ello.

Según la investigación, estos testimonios suelen reservarse y afectan la salud de los residentes. “Además de la depresión y la ansiedad, varios entrevistados reconocen que para algunos de sus compañeros una alternativa para acabar con el maltrato es el suicidio”, señala la profesora Arango.

“Estas problemáticas requieren que pensemos más allá de lo que está pasando con internos y residentes. Debemos pensar cómo están funcionando algunas organizaciones hospitalarias y cuáles son sus políticas de talento humano para que estos comportamientos disruptivos estén instalados en la cultura organizacional y en su cotidianidad”, enfatizó la investigadora.

Con el propósito de aportar para mejorar estas condiciones, las autoras de la investigación contactaron a entidades como la Asociación Nacional de Internos y Residentes (ANIR), la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina (Ascofame) y Minsalud, las cuales tienen la posibilidad de encontrar soluciones e implementar medidas concretas. (Información Agencia de Noticias UNAL).