Por: Carlos Fradique-Mendez
EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA
Esta es la lección 821 del diplomado en educación para la vida en familia y el tema es LAS BARRERAS MORALES, BASES DE LA SANA CONVIVENCIA.
Permítanme recordar que el derecho, más que en el texto frío de los códigos y las leyes debe estar en la mente y el corazón de las personas.
Las personas, en circunstancias normales, tenemos códigos invulnerables de conducta que nos obligan a actuar de una manera determinada sin que haya poder humano que nos haga cambiar de actitud. Esos códigos pueden ser para el bien o para el mal. Son como barreras, muros, principios que no podemos desconocer o ignorar.
Recuerdo a una persona que solía ir a su casa de campo y en una tienda del camino compraba quesos. En una ocasión compró tres quesos y pagó con un billete de mayor valor que la compra y al llegar a su casa se dio cuenta que la vendedora le había dado más dinero que el que correspondía a las vueltas.
Esta persona estuvo toda la semana pendiente para no olvidar que en el próximo regreso a su casa de campo debía parar en la tienda para entregar a la vendedora lo que le había dado en exceso.
El señor de la historia había aprendido en su casa que lo que no es de él es ajeno y debe entregarse a su dueño. El sabía que por principio, que sus barreras morales le impedían robar. Utilizo la expresión barrera moral porque ese fue el nombre que aprendí siendo niño y me parece adecuado para mi caso.
Y recuerdo que por la época de los 70s funcionaban dos oficinas que eran nido de corrupción. Una era la de los inspectores de aduanas y la otra la de los agentes de tránsito. Las personas que eran nombradas en esos cargos debían tributar a favor de sus mentores. Su misión era permitir el contrabando y omitir las sanciones por violación a las reglas del tránsito. Los allí nombrados tenían códigos de conducta para el mal, para robar y cometer cohechos.
Con estos dos ejemplos, uno para el bien y otro para el mal, termino esta primera lección y seguiremos con otros ejemplos de barreras morales para el diario vivir y para el bien.
Su amigo, abogado y profesor,
Carlos Fradique-Méndez
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