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COP16 finaliza en Riad: Tres cuartas partes de la Tierra se volvieron permanentemente más secas en las últimas tres décadas

–(Imagen Org Metereológica Mundial OMM). En el último día de la COP16 en Riad, Arabia Saudita, la Conferencia de la ONU sobre Desertificación, los líderes mundiales ultiman las negociaciones para adquirir un acuerdo de resiliencia global que combata los impactos de las sequías, que han aumentado un 29% desde 2000.

El último informe de la ONU sobre financiación pide 2,6 billones de dólares de aquí a 2030 para restaurar más de 1000 millones de hectáreas afectadas y tomar medidas adaptativas. Con el 40% de la tierra del mundo degradada y 3.200 millones de personas afectadas por ello – especialmente mujeres, jóvenes y pequeños agricultores -, las negociaciones buscan compromisos por una resiliencia proactiva a la sequía en medio de los continuos déficits de financiación.

A pesar de que en algunas partes del mundo se han intensificado las catástrofes relacionadas con el agua, como inundaciones y tormentas, más de tres cuartas partes de la Tierra se han vuelto permanentemente más secas en las últimas décadas, alertan científicos de la ONU en un nuevo y crudo análisis.

Alrededor del 77,6% de la superficie terrestre experimentó condiciones más secas durante las tres décadas previas a 2020, en comparación con el período anterior de 30 años, según el histórico informe de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD).

Durante el mismo periodo, las tierras secas se expandieron en unos 4,3 millones de km2 (una superficie casi un tercio mayor que la India, el séptimo país más grande del mundo) y ahora cubren el 40,6% de toda la tierra del planeta, excluyendo la Antártida. En las últimas décadas, un 7,6% de las tierras del planeta, una superficie mayor que la de Canadá, han atravesado umbrales de aridez; es decir, han pasado de no ser tierras secas a ser tierras secas, o de clases de tierras secas menos áridas a clases más áridas.

La mayoría de estas zonas han pasado de ser paisajes húmedos a tierras secas, con graves consecuencias para la agricultura, los ecosistemas y sus habitantes.

La investigación advierte de que, si el mundo no consigue frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, otro 3% de las zonas húmedas del planeta se convertirán en tierras secas a finales de este siglo.

En escenarios de altas emisiones de gases de efecto invernadero, se prevé la expansión de las tierras secas en el medio oeste de Estados Unidos, el centro de México, el norte de Venezuela, el noreste de Brasil, el sureste de Argentina, toda la región mediterránea, la costa del Mar Negro, amplias zonas del sur de África y el sur de Australia.

El informe, ‘La amenaza global de las tierras que se secan : tendencias regionales y mundiales en materia de aridez y proyecciones futuras’, se presentó en la 16ª Conferencia de las casi 200 Partes de la CNULD celebrada en Riad (Arabia Saudí) (COP16), la mayor conferencia de las Naciones Unidas sobre la tierra hasta la fecha, y la primera COP de la CNULD que se celebra en Oriente Medio, una región profundamente afectada por los impactos de la aridez.

«Este análisis disipa por fin una incertidumbre que ha rodeado durante mucho tiempo las tendencias mundiales en materia de aridez», afirma Ibrahim Thiaw, Secretario Ejecutivo de la CNULD. «Por primera vez, la crisis de la aridez se ha documentado con claridad científica, revelando una amenaza existencial que afecta a miles de millones en todo el planeta».

«A diferencia de las sequías — períodos temporales de escasas precipitaciones —, la aridez representa una transformación permanente e implacable», añade. «Las sequías terminan. Sin embargo, cuando el clima de una zona se vuelve más árido, se pierde la capacidad de volver a las condiciones anteriores. Los climas más áridos que afectan ahora a vastas tierras de todo el planeta no volverán a ser como antes y este cambio está redefiniendo la vida en la Tierra.»

El informe de la UNCCD Science-Policy Interface (SPI), el organismo de la ONU encargado de evaluar la ciencia de la degradación de la tierra y la sequía, señala al cambio climático provocado por el ser humano como el principal impulsor de este cambio. Las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la generación de electricidad, el transporte, la industria y los cambios en el uso del suelo y otras actividades humanas calientan el planeta y afectan a las precipitaciones, la evapo-transpiración y la vida vegetal, creando unas condiciones que aumentan la aridez.

Los datos del índice de aridez mundial (IA) rastrean estas condiciones y revelan cambios generalizados a lo largo de las décadas.

Puntos calientes de la aridificación

Entre las zonas más afectadas por la tendencia a la desecación figuran casi toda Europa (el 95,9% de su territorio), partes del oeste de Estados Unidos, Brasil, zonas de Asia (sobre todo del este) y África central.

-Partes del oeste de Estados Unidos y Brasil: Tendencias significativas a la desecación, con escasez de agua e incendios forestales que se convierten en peligros perennes
-Mediterráneo y sur de Europa: Antaño consideradas graneros agrícolas, estas zonas se enfrentan a un futuro sombrío a medida que se extienden las condiciones semiáridas
-África Central y partes de Asia: Zonas biológicamente megadiversas están sufriendo la degradación de sus ecosistemas y la desertificación, poniendo en peligro innumerables especies
-Por el contrario, menos de una cuarta parte de la superficie terrestre del planeta (22,4%) experimentó condiciones más húmedas, con zonas en el centro de Estados Unidos, la costa atlántica de Angola y partes del sudeste asiático que mostraron cierto aumento de la humedad.

La tendencia general, sin embargo, es clara: las tierras áridas se están expandiendo, forzando a los ecosistemas y a las sociedades a sufrir los impactos de la aridez, que amenaza la vida.

El informe menciona a Sudán del Sur y Tanzania como las naciones con el mayor porcentaje de tierras en transición a tierras secas, y a China como el país que experimenta el mayor cambio de superficie total de tierras no secas a tierras secas.

Para los 2.300 millones de personas — más del 25% de la población mundial— que viven en las tierras secas en expansión, esta nueva normalidad exige soluciones duraderas y adaptables. La degradación de la tierra relacionada con la aridez, conocida como desertificación, representa una grave amenaza para el bienestar humano y la estabilidad ecológica.

Y a medida que el planeta sigue calentándose, las proyecciones sugieren que hasta 5.000 millones de personas podrían vivir en tierras áridas a finales de siglo, enfrentándose a suelos agotados, recursos hídricos menguantes y la disminución o el colapso de ecosistemas antaño prósperos.

La migración forzada es una de las consecuencias más visibles de la aridez. A medida que la tierra se vuelve inhabitable, las familias y comunidades enteras que se enfrentan a la escasez de agua y al colapso de la agricultura a menudo no tienen más remedio que abandonar sus hogares, lo que provoca problemas sociales y políticos en todo el mundo. Desde Oriente Medio hasta África y el sur de Asia, millones de personas ya se están desplazando, una tendencia que se intensificará en las próximas décadas.

El impacto devastador de la aridez

Según el informe, los efectos de la creciente aridez son múltiples, se producen en cascada y afectan a casi todos los aspectos de la vida y la sociedad.

El informe advierte de que una quinta parte de la superficie terrestre podría sufrir transformaciones bruscas de los ecosistemas debido al aumento de la aridez a finales de siglo, lo que provocaría cambios drásticos (como la transformación de bosques en praderas y otros cambios) y la extinción de muchas plantas, animales y otros tipos de vida.

-La aridez se considera el principal factor de degradación de los sistemas agrícolas, ya que afecta al 40% de las tierras cultivables del planeta.
-El aumento de la aridez es responsable del descenso del 12% del producto interior bruto (PIB) registrado en los países africanos entre 1990 y 2015.
-Se prevé que más de dos tercios de las tierras del planeta (excluidas Groenlandia y la Antártida) almacenarán menos agua a finales de siglo si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando, aunque sea ligeramente.
-La aridez se considera una de las cinco causas más importantes de degradación del suelo (junto con la erosión, la salinización, la pérdida de carbono orgánico y la degradación de la vegetación).
-El aumento de la aridez en Oriente Medio se ha relacionado con el aumento de la frecuencia y la magnitud de las tormentas de arena y polvo en la región.
-Se espera que el aumento de la aridez contribuya a incendios forestales más grandes e intensos en un futuro alterado por el clima, sobre todo por su impacto en la muerte de árboles en los bosques semiáridos y la consiguiente disponibilidad creciente de biomasa seca para quemar.
Los efectos de la creciente aridez sobre la pobreza, la escasez de agua, la degradación de la tierra y la insuficiente producción de alimentos se han relacionado con el aumento de las tasas de enfermedad y muerte en todo el mundo, especialmente entre los niños y las mujeres.
-El aumento de la aridez y la sequía desempeña un papel clave en el incremento de las migraciones humanas en todo el mundo, especialmente en las zonas hiperáridas y áridas del sur de Europa, Oriente Medio y Norte de África y el sur de Asia.

El informe marca un punto de inflexión

Durante años, documentar el aumento de la aridez ha sido todo un reto, afirma el informe. Su naturaleza a largo plazo y la intrincada interacción de factores como las precipitaciones, la evapo- transpiración de las plantas dificultaban el análisis. Los primeros estudios arrojaron resultados contradictorios, a menudo enturbiados por la cautela científica.

El nuevo informe marca un punto de inflexión, aprovechando modelos climáticos avanzados y metodologías estandarizadas para ofrecer una evaluación definitiva de las tendencias mundiales de la desecación y confirmando el inexorable aumento de la aridez, al tiempo que proporciona una visión crítica de sus causas subyacentes y su posible trayectoria futura.

Recomendaciones

El informe ofrece una hoja de ruta completa para hacer frente a la aridez, haciendo hincapié tanto en la mitigación como en la adaptación. Entre sus recomendaciones

Reforzar la vigilancia de la aridez
Integrar la medición de la aridez en los sistemas existentes de vigilancia de la sequía. Este enfoque permitiría la detección temprana de cambios y ayudaría a orientar las intervenciones antes de que empeoren las condiciones. Plataformas como la nueva Herramienta de Información Visual sobre la Aridez proporcionan a los responsables políticos y a los investigadores datos valiosos que permiten alertas tempranas e intervenciones oportunas. Las evaluaciones normalizadas pueden mejorar la cooperación mundial y servir de base a las estrategias locales de adaptación.

Mejorar las prácticas de uso de la tierra
Incentivar sistemas sostenibles de uso de la tierra puede mitigar los efectos del aumento de la aridez, sobre todo en las regiones vulnerables. Los enfoques innovadores, holísticos y sostenibles de la gestión de la tierra son el tema central de otro nuevo informe de la Interfaz Ciencia – Políticas de la CNULD Sustainable Land Use Systems: The path to collectively achieving Land Degradation Neutrality, disponible en https://bit.ly/3ZwkLZ3. La publicación explora cómo el uso de la tierra en un lugar afecta a otros lugares; prioriza la resiliencia ante el cambio climático u otras perturbaciones, y fomenta la participación y el compromiso de las comunidades indígenas y locales, así como de todos los niveles de gobierno. Proyectos como la Gran Muralla Verde (una iniciativa de restauración de tierras que se extiende de oeste a este de África) demuestran el potencial de los esfuerzos holísticos a gran escala para combatir la aridez y restaurar los ecosistemas, al tiempo que se crean puestos de trabajo y se estabilizan las economías.

Invertir en eficiencia hídrica
Acompañadas de políticas adecuadas, tecnologías como la recogida de agua de lluvia, el riego por goteo y el reciclaje de aguas residuales ofrecen soluciones prácticas para gestionar los escasos recursos hídricos de las regiones áridas.

Aumentar la resiliencia de las comunidades vulnerables
El conocimiento local, la capacitación, la justicia social y el pensamiento holístico son vitales para la resiliencia. El informe anima a los responsables de la toma de decisiones a aplicar una gobernanza responsable, proteger los derechos humanos (incluido el acceso seguro a la tierra) y garantizar la rendición de cuentas y la transparencia. Los programas de desarrollo de capacidades, el apoyo financiero, los programas educativos, los servicios de información climática y las iniciativas impulsadas por la comunidad capacitan a los más afectados por la aridez para adaptarse a las condiciones cambiantes. Los agricultores que adoptan cultivos resistentes a la sequía o los pastores que adoptan un ganado más tolerante a la aridez son ejemplos de adaptación gradual.

Apostar por la cooperación internacional
El marco de Neutralidad de la Degradación de Tierras de la CNULD proporciona un modelo para alinear las políticas nacionales con los objetivos internacionales, garantizando una respuesta unificada a la crisis. Los Planes Nacionales de Adaptación deben incorporar la aridez junto con la planificación de la sequía para crear estrategias cohesionadas que aborden los retos de la gestión del agua y la tierra. La colaboración intersectorial a nivel mundial, facilitada por marcos como la CNULD, es esencial para ampliar las soluciones.

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