El presidente indígena de Bolivia, Evo Morales, cerró el jueves con una multitudinaria y festiva concentración su campaña hacia los comicios generales del próximo domingo, en los que buscará una reelección que casi nadie pone en duda.
Al menos medio millón de personas, según medios locales, se congregaron en el acto proselitista final en la confluencia de las ciudades de La Paz y El Alto, reafirmando el favoritismo del mandatario socialista que parecía encaminarse a ganar también el control legislativo.
El acto de tono triunfalista, que incluyó un desfile de destacados artistas folklóricos del país, fue la mayor concentración popular de la campaña del gobernante surgido de los sindicatos cocaleros y devenido en uno de los aliados clave del presidente venezolano Hugo Chávez.
Morales coronó así centenares de visitas a ciudades, pueblos y comunidades indígenas que, en los cuatro últimos meses, eclipsaron al tímido proselitismo de los candidatos opositores Manfred Reyes Villa y Samuel Doria Medina, quienes centraron sus discursos en la denuncia del riesgo de un “totalitarismo”.
Casi todos los sondeos pronostican una fácil reelección del cocalero, quien saca provecho del buen desempeño de la economía local y recoge los frutos de sus ruidosas nacionalizaciones en los sectores petrolero, minero y de telecomunicaciones y de populares bonos para escolares, ancianos y madres de familia.
Incrédulo, Reyes Villa -quien según el Gobierno intentaría fugarse del país tras los comicios para evitar un juicio por presunta corrupción- insistió ante reporteros que espera forzar una segunda vuelta, que se daría en febrero del 2010 si el más votado no logra mayoría absoluta o al menos 40 por ciento más 10 puntos sobre el segundo.
Analistas ven una segunda vuelta como poco probable dado el apoyo de una población mayoritariamente campesina a Morales.
“Hace 20 años nos dijeron que Bolivia se nos muere y con ese pretexto nos sometieron al neoliberalismo. Ahora demostramos que Bolivia no sólo no se muere sino que es viable”, proclamó Morales en la ciudad sureña de Tarija, horas antes de cerrar su campaña.
El triunfo de Morales es esperado por Chávez y otros líderes izquierdistas latinoamericanos, que de ese modo se aliviarían del duro contraste que sufrieron el domingo en Honduras, donde no lograron impedir que el Gobierno de facto de Roberto Micheletti llevara adelante unas cuestionadas elecciones generales.
Es aguardado también por las empobrecidas mayorías del occidente representadas en la proclamación final.ù
“Yo lo amo a Evo y con Evo voy a morir, por lo que está haciendo por los ancianos, los niños y los pobres”, dijo emocionada Lucila, una campesina ama de casa, de 45 años.
DOS TERCIOS
Morales dijo repetidamente que espera ganar dos tercios del Congreso, incluido el Senado que estuvo controlado por la oposición en los cuatro años pasados, para aprobar rápidamente un centenar de leyes de aplicación de la Constitución “plurinacional” y socialista estrenada a principios de año.
La reorganización del poder judicial con elección popular de los tribunales nacionales, la puesta en vigencia de autonomías regionales y una política de atracción de inversión destacan entre las leyes que prepara Morales, quien se convertiría en el primer mandatario boliviano en ejercicio reelecto en 45 años.
“El triunfo de Morales está asegurado. Hemos tenido una campaña muy desigual, casi un monólogo oficialista, y esto no se debe sólo a la utilización de recursos sino también a una gran disparidad en la capacidad de discurso”, opinó Guido Riveros, director de la Fundación para la Democracia Multipartidaria.
Apuntó que Morales, quien según las encuestas sacaría una ventaja de al menos 30 puntos al segundo, era favorito porque “representa un impulso histórico que ha merecido la simpatía de amplios sectores de ciudadanía y no ha encontrado una oposición que por su parte comience a tener sentido histórico”.
Morales sostuvo el miércoles ante decenas de miles de seguidores en la oriental Santa Cruz, una de las regiones que había sido previamente dominada por la oposición, que “esta revolución ya no es de Evo y su partido, sino de todo el pueblo, cada vez más de los jóvenes y las mujeres”.
ENTRE DOS IZQUIERDAS
El presidente indígena, cuya llegada al poder en enero del 2006 puso fin a un ciclo de inestabilidad política y social, lidera un proceso de “empoderamiento” de las mayorías indígenas y de nacionalización de diversos sectores, desmantelando el modelo neoliberal montado en las décadas pasadas en el país.
Aunque declarado admirador de Chávez y de la revolución cubana dirigida por Fidel Castro, el líder boliviano ha dado señales de que puede ser menos radical y más pragmático.
La semana pasada, en uno de los tramos más intensos de su campaña, recibió con todos los honores al presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, a cuyos planes nucleares dio respaldo a cambio de cooperación económica.
Sólo 48 horas después se confundió en abrazos con el presidente de la compañía española Repsol-YPF, Antonio Brufau, quien lo visitó para confirmar un plan de inversión de más de 1.500 millones de dólares -junto con un consorcio de empresas extranjeras- para elevar significativamente la producción de gas que se bombea a Argentina y Brasil.
Y, en un posterior acto proselitista, calificó al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva como “el mejor presidente de Latinoamérica” y “un ejemplo a seguir”.
(Con información de Reuters)
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